SÍNDROMES DERIVADOS DE LA OCURRENCIA DEL
DESASTRE
Las patologías
desarrolladas tras un suceso desastroso están relacionadas con los momentos
vividos y las circunstancias puntuales que suceden en esa ocasión.
Diversas
investigaciones identifican en las personas afectadas unos síndromes
semejantes. Así, Rundell, Ursano Holdway y Silberman (1989), Shores et al
(1989) y Ursano et al (1996) coinciden en que se pueden desarrollar trastorno de estrés
postraumático (TEP), depresión, depresión mayor, abuso de sustancias, desorden
de ansiedad generalizada y desorden de ajuste, además de reacciones al daño
físico y a la enfermedad.
El Síndrome de aflicción por catástrofe se desarrolla en las
personas que han sufrido pérdidas, tanto materiales como personales, y muestran
reacciones de dolor. Además, se puede dar una regresión y un aumento de la
dependencia, además de aislamiento o apatía. Este dolor puede conducir a una
depresión.
Los Trastornos depresivos y/o de ansiedad muestran a una
persona angustiada, con alta frustración y, fundamentalmente, triste.
Puede producirse de forma progresiva o darse un ataque o
crisis aguda precisando atención inmediata. Así, la depresión es considerada,
tras diversas investigaciones, como un problema significativo tras la
ocurrencia del desastre, sobre todo cuando la persona ha sufrido grandes
pérdidas. Según Blanchard et al (1998) resulta frecuente la comorbilidad entre
depresión y TEP, además de predecir la severidad del sufrimiento posterior.
Fullerton et al. (1992) consideran la existencia de diversos factores tras la
ocurrencia del desastre que pueden conducir a una depresión: “cierre” hacia la muerte, bajos niveles de apoyo
social, personas que llevan más tiempo en la comunidad tienen más probabilidad
de sufrir una depresión.
También encontramos el Trastorno por estrés agudo tras la
exposición a un evento traumático. Puede oscilar en intensidad y deberá desaparecer
(o, cuanto menos, disminuir los síntomas) 48 horas después de su aparición.
Por su parte, el Síndrome del superviviente se muestra
mediante ira, agresión e irritabilidad, aumentando en los meses e incluso años
posteriores al desastre. Llegando la ideación y conducta suicida por el
desarrollo de sentimientos de culpa por haber sobrevivido.
Los Trastornos disociativos o de conversión aparecen
repentinamente en relación con el suceso ocurrido. Aparecen síntomas físicos
sin causa biológica como: agitación, amnesia, trastornos visuales, parálisis...
Ocasionalmente, tras el desastre puede aparecer un Trastorno
psicótico agudo, aunque serán cuadros agudos de corta evolución.
Finalmente, el síndrome más frecuente es el Trastorno de
estrés postraumático, que aparece de forma retardada tras la exposición a un
suceso desastroso. La persona revive el hecho traumático mediante pensamientos
y/o sueños recurrentes, evita los estímulos relacionados con el suceso y sufre
una hiperactivación con reacciones de alarma desmesuradas.
Estos trastornos precisarán tratamiento psicológico con el
fin de evitar, en gran medida, las consecuencias que de ellos se puedan
derivar. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, en la mayoría de los casos,
las reacciones que se derivan de un suceso desastroso son reacciones normales
ante un suceso anormal y no derivan en patologías.
TEXTO EXTRAIDO DE LAS VÍCTIMAS Y SUS REACCIONES (OBSERVATORIO PSICOSOCIAL DE RECURSOS EN SITUACIONES DE DESASTRE).
Fuente: https://www.facebook.com/psicologosemergencistasdemexico?fref=ts
Muy interesante los aportes que nos brinda Psiemex, ya que nos permite estar informados y conocer sobre las distintas problemáticas que acontecen ante la ocurrencia de un desastre o un conflicto armado; por ejemplo, las patologías que se presentan, las reacciones esperadas, la respuesta que se debe brindar como parte de la asistencia humanitaria, entre otros.
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